Salud
La importancia de comer bien

LA DIGESTIÓN COMIENZA EN LA BOCA

miércoles 18 de diciembre de 2024

En tiempos de reels, tik tok´s y pantallas por todos lados, comer atento a masticar bien los alimentos suele ser un desafío muchas veces difícil de lograr en época de celebraciones y comidas pesadas. Especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA hablan sobre los problemas que pueden derivar de no prestar atención a lo que hay en el plato. 

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NUTRICIÓN EN EL HOSPITAL DE CLÍNICAS

“Cuando los alimentos llegan al estómago sin haber sido bien masticados, se da un proceso incompleto de pre-digestión. Esto obliga al estómago a trabajar más y a secretar una mayor cantidad de ácido clorhídrico, lo que puede provocar reflujo gastroesofágico, sensación de hinchazón y malestar. Este exceso de trabajo digestivo no solo genera problemas momentáneos, sino que podría derivar en condiciones crónicas como la acidez y el reflujo continuo” comenta la Lic. Natalia Presner del servicio de Nutrición del Hospital de Clínicas.

La especialista sostiene que comer distraído puede afectar negativamente la digestión. Es fundamental esta idea: la digestión comienza en la boca, entonces si se saltea este paso tan importante, estamos comenzando mal todo el proceso. “La forma en que se eligen los alimentos también influye: optar por comidas con alto contenido graso aumenta el esfuerzo que el cuerpo debe hacer para digerir, y si a esto se le suma una distracción al comer, como  mirar una pantalla, el impacto puede ser aún mayor” remarca la nutricionista.

Pero este “piloto automático” al momento de comer también puede impactar en el peso corporal. “Si comemos “distraídos”, como por ejemplo mientras estamos mirando la TV, computadora o el celular, es más probable que no percibamos  el sabor o la cantidad de lo que comemos. De esta forma , los mecanismos naturales del cuerpo destinados a hacernos frenar la ingesta pueden pasarse por alto” comenta la Dra Vanesa Anger. médica del servicio de Nutrición del Hospital de Clínicas. 

El proceso de saciedad empieza en la boca .Si comemos distraídos pasamos por alto algunos estímulos, y comemos de más sin darnos cuenta. Estos mecanismos también tienen un componente individual : no a todas las personas les sucede lo mismo. Existen señales hormonales y mecánicas de la ingesta que  pueden tardar entre 25 y 40 minutos en llegar al cerebro informando que ya tenemos comida suficiente. La profesional sostiene que cuando comemos con distracciones podríamos no darnos cuenta de que ya no tenemos hambre o estamos con plenitud, y continuar comiendo mucho más de lo necesario.

Existen estrategias para comer más lentamente, como dejar los cubiertos entre bocados. Además, estudios han demostrado que comer en un entorno social o con más comida disponible puede incrementar el consumo, independientemente del peso corporal. “El control de porciones es fundamental. Al servir porciones adecuadas a cada persona y servir en él permite  gestionar mejor la cantidad de comida que se ingiere. Además, es importante estar consciente de la sensación de hambre y saciedad antes y después de cada comida para evitar comer en exceso” señala la especialista.

Cuando no masticamos lo suficiente, saltamos una parte vital del proceso digestivo. Los alimentos que no se descomponen en la boca llegan al estómago en trozos más grandes, lo que incrementa el esfuerzo que este debe hacer para digerirlos. Esto provoca una mayor producción de ácido clorhídrico, aumentando el riesgo de reflujoacidez. Además, esta sobrecarga puede generar dispepsia o malestar estomacal, que se manifiesta generalmente con inflamación abdominal y sensación de pesadez.

El acto de comer mientras se está frente a una pantalla disminuye nuestra percepción de saciedad. La saciedad orofacial es uno de los mecanismos mediante los cuales nuestro cuerpo nos indica que hemos comido suficiente. Este proceso incluye la sensación del "crunch", el ruido que hacen los alimentos al ser masticados, que juega un papel clave en cómo nuestro cerebro registra la ingesta de comida. Si comemos distraídos, perdemos estos estímulos, lo que nos lleva a comer más sin darnos cuenta.

No solo es una cuestión de texturas y consistencias

Comer alimentos blandos no siempre implica una digestión fácil. Por ejemplo, la manteca, aunque suave al masticar, es difícil de digerir debido a su alto contenido de grasa. Lo importante es diferenciar la consistencia física de la facilidad digestiva. El líquido es otro, tomar agua antes de comer puede ayudar a generar una sensación temporal de llenura, no es una estrategia eficaz a largo plazo ya que el líquido se evacúa rápidamente del estómago.

Respecto al consumo de alcohol,  Stefania Giselle Lazzaro, jefa de residentes del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas, explica que el metabolismo del alcohol principalmente se lleva a cabo en el hígado, donde se transforma en sustancias menos tóxicas para su eliminación. Factores como la genética, el sexo, la edad y la cantidad de alcohol consumido influyen en este proceso. El consumo excesivo de alcohol puede causar acumulación de acetaldehído, contribuyendo a efectos tóxicos y daño hepático, lo que impacta negativamente en la digestión de proteínas, grasas y carbohidratos.

“El alcohol interfiere significativamente en la digestión de las proteínas, afectando la producción de enzimas digestivas y la funcionalidad del revestimiento gástrico. Concentraciones altas de alcohol pueden inhibir la producción de jugos gástricos, dificultando la descomposición de las proteínas. Además, puede causar gastritis e inflamación de la mucosa gástrica” comenta la especialista.

En cuanto a las grasas,  Lazzaro comenta que el exceso de alcohol afecta la producción y secreción de bilis, esencial para su digestión. Esto puede llevar a problemas como esteatorrea y malestar gastrointestinal. También puede favorecer la formación de cálculos biliares y ocasionar reflujo biliar.

“Sobre los carbohidratos, el alcohol altera la motilidad gastrointestinal y puede inhibir enzimas necesarias para su digestión, lo que puede resultar en una absorción inadecuada. El daño crónico a la mucosa intestinal por el consumo excesivo de alcohol puede conducir a deficiencias nutricionales” comenta Lazzaro.

Existen estrategias para comer más lentamente, como usar palillos chinos, dejar los cubiertos entre bocados. Además, estudios han demostrado que comer en un entorno social o con más comida disponible puede incrementar el consumo, independientemente del peso corporal. “El control de porciones es fundamental. Al servir porciones más pequeñas o usar platos más chicos, es más fácil gestionar la cantidad de comida que se ingiere. Además, es importante estar consciente de la sensación de hambre y saciedad antes y después de cada comida para evitar comer en exceso” concluye la especialista.

Consejos para evitar estos problemas digestivos

  • Servir porciones adecuadas para  cada persona según la indicación de los especialistas 
  • Servir un único plato y esperar al menos 20 min para considerar comer una segunda porción . Supervisar porciones con el profesional a cargo.
  • Tratar de comer más lento 
  • No comer frente a pantallas.
  • Cuidar la calidad de los nutrientes en función de los requerimientos por edad , enfermedades y actividades diarias.

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