La Facultad de Ciencias Veterinarias brinda talleres a jóvenes con discapacidad intelectual y vulnerabilidad socioeconómica, que les permiten insertarse en el mercado laboral ya sea en empresas, organizaciones y, también, a través de microemprendimientos familiares.
Igualdad de oportunidades
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Docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Veterinarias (Fvet) trabajan con adolescentes y jóvenes, de hasta 20 años de edad. que se encuentran en estado de vulnerabilidad socioeconómica, y en muchos casos, con cuadros de discapacidad intelectual buscando otorgarles oportunidades de inserción social y laboral, evitando la marginación.
En este sentido, la Facultad suscribió, en 2016 un acuerdo marco de cooperación con la Fundación Nosotros que le permite a la Fvet brindar capacitaciones, en el Municipio de Tigre y Escobar, en el área de inocuidad alimentaria. La primera capacitación fue en el año 2018.
Mónica Miglianelli, docente de la cátedra de Tecnología, Protección e Inspección Veterinaria de Alimentos de la Fvet, explica que “nos ocupamos de la formación y transmisión de conocimientos respecto de lo que llamamos buenas prácticas de elaboración de alimentos. En ese sentido, trabajamos con una población que está en situación de vulnerabilidad por tener discapacidad intelectual o por manifestar dificultades de aprendizaje como producto del contexto socioeconómico en el cual viven”.
“La Fundación les tramita la posibilidad de realizar pasantías en empresas donde hacen elaboración de comida por lo cual la capacitación que les brindamos es sumamente útil no solamente para esta instancia si no, también, para su posterior inserción laboral”, explica Miglianelli.
Esta afirmación cobra mayor sentido cuando se considera que el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) manifiesta que solo 3 de cada 10 personas con discapacidad participan activamente en el mercado laboral y que, además, reciben menor remuneración.
En Argentina, existe un cuadro de gran exclusión laboral que aumenta el grado de vulnerabilidad de las personas con algún tipo de discapacidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en el país, el 10,2% de la población tiene algún tipo de discapacidad, pero sólo el 32,2% logra acceder a un empleo, ya sea en el sector público o privado.
Desde su puesta en práctica, el programa que lleva adelante la Fvet ha capacitado a 250 personas de manera directa contando con la participación de más de un centenar de estudiantes de la carrera de Ciencias Veterinarias como parte de una de las prácticas sociales educativas que ofrece la Facultad. La Fvet también brinda capacitaciones a las cocineras de la Fundación en temas de manejo higiénico de alimentos.
Sobre la historia del Programa, Miglianelli cuenta que “las primeras acciones se remontan al año 2005 a través de los voluntariados universitarios y a partir de 2006 se sumaron los proyectos de extensión UBANEX y, luego, las Prácticas Sociales Educativas”.
“La idea es poder acercar lo que nosotros aprendimos, lo que sabemos, lo que hacemos, lo que enseñamos, a la comunidad para que ésta se beneficie y, al mismo tiempo, romper con la idea de que la universidad es inalcanzable y mostrar que la universidad sale a la calle, que el conocimiento es para todos”.
Respecto del impacto que tiene la experiencia sobre los/as estudiantes, Miglianelli cuenta que “resulta transformadora. El proyecto se inicia puertas adentro con una etapa de, digamos, sensibilización para con los estudiantes donde, no solamente retomamos y reforzamos los contenidos teóricos, también los incentivamos a pensar en los desafíos que se encontrarán y, a partir de ahí, diseñar qué estrategias pueden desplegar, qué nuevas ideas pueden aportar”.
Miglianelli define esta parte del proceso como “de apropiación del proyecto por parte de los estudiantes donde nuestro rol se limita a ajustarlos a la realidad porque ellos se toparán con recursos materiales limitados, tiempos de programación que deben cumplir. Pensamos este espacio como una de las primeras experiencias en su quehacer profesional donde sabemos que tienen los conocimientos teóricos, pero les falta, claro, ponerlos en práctica en lugares reales, con personas reales”.
¿Y cuál es la recepción que tienen por parte de los jóvenes? Miglianelli dice que “son muy cariñosos, interactúan, se enganchan, entonces los estudiantes reciben una devolución enorme tanto en participación, como en agradecimiento y entusiasmo. Es un antes y un después en su formación como futuros profesionales porque se les abre un nuevo panorama en la carrera: el área de salud pública que no suele estar muy presente en lo que es el imaginario de lo que es la veterinaria”.
Uno de los grandes desafíos a los cuales se enfrentan los capacitadores de la Facultad está directamente vinculado con la asistencia. Miglianelli explica que “al ser una población en situación de vulnerabilidad, la regularidad en la asistencia a veces es un poco impredecible, pues está sujeta a si llovió o si pasó algo en sus casas”. En contraposición a este problema, está el pedido de los jóvenes de realizar el taller en la Facultad que “para ellos supone un plus porque pueden conocer lo que es una universidad, recorren la Facultad y les mostramos otros proyectos en los cuales estamos trabajando como el taller de hilado de lana y, además claro, conocen la laguna” dice Miglianelli.
Sobre las estrategias pedagógicas, Miglianelli afirma que “trabajamos a través de juegos, en el plano de lo concreto y teniendo en cuenta el rango de edades. Nuestro objetivo es que estos chicos logren insertarse laboralmente ya sea en empresas, organizaciones y, también, a través de microemprendimientos familiares”.
Finalmente, le preguntamos a Miglianelli ¿Cuál sería la frutilla del postre? “Encontrarnos, el día de mañana, con uno de esos adolescentes cursando aquí en la Facultad”
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