La genetista estadounidense Mary-Claire King fue designada Doctora Honoris Causa de la UBA por sus aportes científicos. Fue pionera en el uso del ADN para la identificación de personas y descubrió las bases genéticas del cáncer de mama, así como de diversos trastornos y enfermedades.
Rector Ricardo Gelpi, Mary-Claire King y el decano Guillermo Durán.
En un acto realizado en el aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, la genetista estadounidense Mary-Claire King fue designada Doctora Honoris Causa de la UBA por sus logros científicos. King es reconocida como una de las 50 mujeres más importantes de la ciencia y colaboró activamente en el reconocimiento de personas desaparecidas en la Argentina durante la última dictadura militar.
El diploma y la medalla le fueron entregados por el rector Ricardo Gelpi y el decano de la facultad, Guillermo Durán. Con la presencia de Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
El elogio académico previo a la entrega del Honoris Causa fue realizado por Alberto Kornblihtt, investigador y profesor de la UBA, especialista en genética. Luego de la entrega Mary-Claire King dictó una conferencia sobre "Genética humana y derechos humanos: La búsqueda de los nietos desaparecidos de Argentina".
Las investigaciones científicas realizadas por King fueron vitales para demostrar que el cáncer de mama y ovario es hereditario en algunas familias, por ciertas mutaciones del gen conocido como BRCA1. También descubrió las bases genéticas de otros trastornos como la sordera hereditaria o la esquizofrenia.
Aparte de estos grandes logros para la salud de la humanidad, también fue quien primero demostró que humanos y chimpancés son genéticamente idénticos en un 99%. Otro de sus grandes aportes a la humanidad ha sido el de aplicar de forma pionera el análisis genético para la identificación de personas víctimas del abuso de los derechos humanos.
Este trabajo lo inició en 1984 en Argentina, trabajando con las Abuelas de Plaza de Mayo, tema sobre el cual dio la charla en la UBA. Fue su desarrollo en secuenciación de ADN mitocondrial lo que permitió identificar a víctimas del terrorismo de estado en Argentina, y en otras partes del mundo.
El trabajo de King fue clave en la elaboración del "índice de abuelidad", utilizado por primera vez en 1984, que garantiza un 99,99 por ciento de eficacia en la determinación de parentesco, ante la imposibilidad de cotejar muestras de sangre de las abuelas con las de sus hijos desaparecidos. Los resultados, incorporados como prueba en la Justicia, permitieron la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos en 1987.
Años más tarde, en 1992, también fue pionera en identificar víctimas del terrorismo de estado a través de restos óseos, trabajando nuevamente en conjunto con investigadoras e investigadores argentinos y de la UBA, del Equipo Argentino de Antropología Forense.
“Fue como si dios hubiese creado el ADN mitocondrial especialmente para las Abuelas de Plaza de Mayo”, dijo King durante su conferencia en la UBA. El fruto de su trabajo fue la identificación de 137 de los niños apropiados durante la dictadura.