Ciencia
Investigación UBA

CERDOS EDITADOS GENÉTICAMENTE PARA OBTENER ÓRGANOS PARA TRANSPLANTE HUMANO

sábado 23 de noviembre de 2024

Un equipo científico de la UBA trabaja con cerdos editados genéticamente para que sus órganos puedan ser trasplantados a seres humanos, algo vital para solucionar la escasez de donantes. La primera camada de Latinoamérica, de 2023, ya tuvo crías.

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Cerdos editados genéticamente para obtener órganos para transplante humano

Investigadores de la Universidad de Buenos Aires, en colaboración con el CONICET y el INTA, lograron editar genéticamente a cinco cerdos con la finalidad de que el cuerpo humano no rechace el trasplante del órgano animal. Ya han logrado varias camadas de lechones. 

Además, consiguieron reducir su crecimiento para mejorar la eficacia del procedimiento. También están trabajando en obtener carne porcina hipoalérgica, es decir, para que pueda ser consumida por personas que no toleran su ingesta.

A comienzos del 2023 nacieron los primeros cinco lechones editados genéticamente a partir del trabajo interdisciplinario de este grupo de científicos y cuya finalidad era trabajar sobre el xenotrasplante, la técnica que consiste en que el donante sea un animal compatible con el ser humano.

Hoy, a casi dos años de aquel hito, el logro de los investigadores fue haber intervenido el ADN de los cerdos, por lo que la tasa de rechazo hiperagudo del trasplante se reduciría muchísimo. Es por eso que ahora se encuentran dedicados a intervenir sobre otros genes para lograr que ese porcentaje se reduzca aún más.

“A estos cinco primeros lechones logramos sacarles las etiquetas de enzimas, residuos de galactosa, que le hacen saber al sistema inmune humano que el trasplante que está recibiendo no es algo humano, y por ende lo rechaza”, contó Rafael Fernández-Martín, biólogo y profesor de Fisiología Animal de la Facultad de Agronomía de la UBA, responsable del proyecto.

“Este gen que logramos extraer es el principal responsable del rechazo hiperagudo en humanos”, continuó. “Pero hay otros dos genes, que, en menor medida, también pueden generar rechazo hiperagudo en las personas, y es sobre lo que estamos trabajando actualmente”.

También lograron modificar la hormona de crecimiento de la primera camada de 5 lechones. Para que el tamaño de sus crías no supere los 100 kg, en lugar de los 300 kg que pesan en promedio, con la finalidad de que sus órganos tengan un tamaño más similar al de un ser humano.

La ciencia al servicio de la salud

Según el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) más de 7 mil personas necesitan un trasplante en forma urgente en la actualidad. Alrededor de 1500 fueron los trasplantes realizados en lo que va del 2024. Y solo 14,2 personas es la cantidad de donantes por cada millón de habitantes en nuestro país.

Para tratar de revertir este enorme déficit en el sistema de salud es que trabaja este equipo de investigadores de las facultades de Agronomía y de Ciencias Veterinarias, del Instituto en Investigaciones en Producción Animal (INPA-UBA-CONICET) y del INTA, desde hace décadas. En los últimos años, un grupo de ellos fundó la empresa de base tecnológica New Organs Biotech S.A., que es la que lleva adelante esta investigación.

Este tipo de investigaciones relacionadas con los xenotrasplantes se llevan adelante con cerdos, ya que su fisiología es muy similar a la de los seres humanos. Además de que suelen tener un número alto de crías por camada y su crianza en cautividad es relativamente sencilla.

“De los cinco cerdos nacidos hace ya casi dos años, dos son machos y tres, hembras. A uno de los machos, al que logramos hacerle modificaciones en los dos genes -el que evita el rechazo con humanos y la mutación en la hormona del crecimiento-, lo cruzamos con las tres hembras, que también habían sido editadas genéticamente, y ya tuvieron crías, que son sobre las que estamos trabajando para poner a punto para futuros trasplantes de piel”, relata Fernández-Martín.

“En estos momentos estaríamos en condiciones de obtener piel de cerdo que pueda ser trasplantada en gente que haya sufrido quemaduras. Porque la piel, en definitiva, no deja de ser un órgano transitorio pero esencial para que la persona esté hidratada y no reciba ninguna infección en la zona trasplantada. Una vez que ese proceso se estabiliza, la persona termina generando su propia piel. Lo único que necesitaríamos es tener a los cerdos en un ambiente libre de agentes patógenos, para lo cual precisaríamos financiamiento para crear ese nuevo espacio”, explica el científico.

Hasta aquí, el trabajo científico llevado a cabo, tanto en los primeros cerdos como en sus crías, fueron tareas conocidas como de knockout, que es la quita de funciones de genes. Por otra parte, también existe la técnica de knockin, que es el agregado de funciones genéticas, en este caso humanas, en los cerdos. 

Más allá de su importancia, estas últimas no se han podido concretar hasta el momento. Y aquí, una vez más, la falta de financiamiento es la barrera por sortear. 

“Para llevar a cabo las prácticas de knockin precisaríamos unas determinadas estructuras de las cuales carecemos en estos momentos. Porque esos cerdos ya pasarían a estar modificados genéticamente y no podrían estar en contacto con otros cerdos. Necesitaríamos una estructura nueva, diferente de la que contamos en este momento”, explica el docente e investigador.

Pese a los obstáculos, las investigaciones siguen su ritmo en la medida de lo posible. Fernández-Martín relata que, además del trabajo de trasplante, se abrió una nueva línea de investigación. 

“Tiene que ver con generar carne hipoalérgica. Hay gente que es alérgica a la ingesta de carne, que se brotan si la ingieren. Por eso esta carne, apta para el consumo de la gente que tiene esta reacción, ya está siendo vendida en los Estados Unidos como carne hipoalérgica. Y nosotros tenemos pensado recorrer ese camino para poder venderla bajo esa denominación”.

Y, a modo de cierre, explica que “al ser carne de cerdos ‘editados’ genéticamente, se puede comercializar para el consumo, ya que siguen siendo cerdos. En cambio, si se los hubiese ‘modificado’ en su genoma, no podrían venderse en el mercado, ya que, a partir del momento de su modificación dejan de ser cerdos para ser animales regulados”.