Desde la formación profesional, y de la investigación científica, el observatorio busca fortalecer el campo de la administración y la gestión del sector cultural y creativo, tomando a este ámbito como factor de integración social y desarrollo económico.
La gestión de la cultura
Al hablar de cultura, generalmente se suele pensar en los teatros, el cine, los libros, o en los museos. Pero, la cultura es todo eso y mucho más. En la Universidad de Buenos Aires (UBA) se estudia desde una infinidad de puntos de vista y uno de ellos, es la gestión cultural que muestra cómo, desde la planificación, la cultura participa del desarrollo económico de una comunidad, municipalidad, una provincia o del país.
La cultura en un sentido amplio, es el conjunto de creencias, valores, costumbres y modos de vincularse con el ambiente que comparte una sociedad. Es lo que le da identidad y la diferencia de otras.
La Universidad de Buenos Aires cuenta con el Observatorio Cultural, centro de investigación que depende del Instituto de Investigaciones en Administración, Contabilidad, y Métodos Cuantitativos para la Gestión (IADCOM), de la Facultad de Ciencias Económicas. Su misión principal es la de contribuir a la profesionalización del ámbito cultural mediante programas de formación y la promoción de la investigación científica.
“El observatorio nació con la idea de capacitar a los agentes públicos en gestión cultural. Pero desde un inicio, también tuvo como finalidad medir y analizar, con espíritu crítico, las políticas públicas sobre el sector cultural, y también cuál es la situación del sector privado en cuanto a inversiones, y al movimiento del público”, explicó Héctor Schargorodsky, fundador y director del Observatorio, doctor en administración de la UBA, parte del Cuerpo de Administradores Gubernamentales, y miembro del grupo de expertos en políticas culturales de la UNESCO.
“Hace 20 años se fundó la Maestría en Administración de organizaciones del sector cultural y creativo, que continúa hoy en día. Fue la primera vez que el sistema universitario argentino abrió un espacio sobre la gestión cultural”, contó Schargorodsky, quien también es actor y director de teatro. Como investigador también se especializó en el análisis del sector teatral argentino.
“Actualmente el observatorio no sólo funciona como formador en gestión cultural”, agregó, “sino que realiza investigaciones a pedido de entes públicos como la Ciudad de Buenos Aires, o de organizaciones internacionales, como la UNESCO. Por ejemplo, realizó un trabajo para la Unión Europea sobre las relaciones culturales entre América Latina y la Comunidad Europea”.
La idea principal del observatorio, es despertar el interés de los poderes públicos, las asociaciones de empresas, agrupaciones de trabajadores, las organizaciones profesionales y, de la sociedad en su conjunto, acerca de la importancia del sector cultural. Especialmente desde la perspectiva de la administración y la economía de la cultura.
Para ello se han encarado diversas investigaciones que permiten conocer y, posteriormente, difundir las problemáticas de las diferentes ramas del sector cultural. Estas son condiciones indispensables a la hora de elaborar planes y estrategias de crecimiento y desarrollo, tanto desde el sector público, como desde el privado.
Valorar el patrimonio cultural
“Un ejemplo de tema de investigación es cómo se gestiona la cultura desde ámbitos municipales”, contó María Cecilia Báez, secretaria técnica e investigadora del Observatorio, socióloga y experta en administración de organizaciones culturales, actualmente doctorando en administración pública.
“A través de nuestros relevamientos, se analizan las jerarquías de los sectores de cultura en un municipio”, continuó. “Si es una secretaría, una subsecretaría, una dirección, y qué tanto presupuesto, en función de esa jerarquía se le destina. Asimismo, cuáles son los períodos en los que más ímpetu tuvo la jerarquización en el organigrama municipal, con el objetivo de observar qué relación tiene la administración pública con la cultura local”.
“Por otro lado”, agregó, “tomamos en cuenta los procesos de articulación de las áreas de cultura con otros sectores del gobierno local como el de educación, salud, ciencia, infraestructura, turismo, e incluso, como se dispone de la seguridad en los festivales que se realizan en el espacio público. También hemos realizado consultorías para diferentes ámbitos públicos, como la vez que trabajamos sobre la cadena de valor que rodea al carnaval y cómo esa manifestación motoriza a las economías locales, también cómo se piensa para que sea sostenible, y promueva la identidad local”.
“Yo me especializo en gestión de patrimonio cultural”, explicó Báez. “Actualmente trabajo sobre el impacto tiene la política pública municipal, provincial, nacional, o las declaratorias de organismos internacionales, en los procesos de valorización del patrimonio cultural. Es necesario estudiar ese impacto para que sigan existiendo una diversidad de prácticas culturales que hacen a la identidad y que no se pierdan frente a la globalización de sentidos”.
Los estudios sobre patrimonio cultural pueden abarcar desde los modos de gestión de los museos, los sitios históricos, abarcando además a las prácticas inmateriales como el tango, las murgas, o incluso bienes naturales y culturales como las cataratas del Iguazú. Todo eso puede analizarse desde la gestión, que implica saber cómo proteger, acrecentar el acervo, poner en valor y transmitir los bienes y prácticas a las generaciones futuras.
Para eso, el observatorio tiene la misión de contribuir al desarrollo profesional del sector cultural y lo hace a través de cursos, seminarios y programas de formación continua y específica en el campo de la administración cultural.
El interés por el desarrollo del sector cultural lo demuestran la continuidad ininterrumpida de la Maestría en Administración de Organizaciones del Sector Cultural y Creativo, que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas, la continuidad de las investigaciones y las publicaciones que, en consonancia con los objetivos fundacionales, constituyen aspectos indivisibles para el conocimiento y el aporte a la sociedad.