Un equipo científico de la UBA desarrolló una plataforma que, al volver más eficientes los análisis clínicos, facilita el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de enfermedades.
Roxana Peroni trabajando en el laboratorio.
Este nuevo método de diagnóstico clínico de precisión desarrollado por un equipo de científicos y científicas de la UBA permite pronosticar, por ejemplo, cómo va a progresar un cáncer. Una opción 20 veces más económica que otras en el mercado, lo que democratiza el acceso a la medicina de precisión.
El equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Buenos Aires, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad Masa, y el CONICET, lograron avanzar con un método magnético de diagnóstico de precisión que permite obtener de forma sencilla, eficiente y barata, un tipo de indicador que en salud se utiliza para diagnosticar enfermedades. El desarrollo fue finalista del Premio Merck-CONICET 2024 de Innovación en Ciencias de la Salud.
Llevar un estilo de vida saludable es importante a la hora de prevenir enfermedades, pero a veces no es suficiente. Los exámenes de salud periódicos son clave, y entre ellos están los análisis de sangre y de orina, conocidos como biopsia líquidas, que se realizan para detectar o descartar enfermedades, o a veces, para obtener información sobre el tratamiento de una ya diagnosticada.
Estas biopsias líquidas dependen de los llamados biomarcadores, que son una sustancia o molécula que funcionan como alerta. Que haya mucho, o poco, de un determinado biomarcador en la muestra de sangre o de orina, le indica al médico si hay riesgo frente a una enfermedad, o qué tanto ha avanzado, cuando ya fue diagnosticada.
Como no se conocen los biomarcadores indicados para todas las enfermedades, una tarea importante de los científicos es descubrir nuevos. Allí es donde entra en juego el trabajo del equipo dirigido por Roxana Peroni, investigadora del Laboratorio de Transportadores de Drogas II, Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA, UBA-CONICET).
“Como todos los pacientes son diferentes, cuanto más precisa es la caracterización de una patología en un determinado paciente, más exitosa se vuelve la terapia, apuntamos a la medicina de precisión. Si podemos aumentar la cantidad de biomarcadores, y qué tan accesibles son, mejor será la tipificación. Unos de los mejores biomarcadores son los llamados exosomas”, explicó Peroni, que también es docente del Departamento de Farmacología, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Los exosomas son partículas cargadas de información que pasan de una célula a otra, y que se liberan en los fluidos corporales como sangre y orina, entre otros. Al tomar una muestra de estos fluidos se puede obtener mucha información acerca del estado de las células de origen. Así es que los exosomas funcionan como biomarcadores.
“Ahora bien, todo sería perfecto si no fuese por el hecho de que los exosomas, al ser tan pequeños y compartir tamaño con otras partículas, son muy difíciles de obtener de forma eficaz y selectiva”, agregó.
El aislamiento de exosomas es un desafío por diversas razones. Una de ellas es la económica. Se necesita equipamiento costoso, para los métodos artesanales. La alternativa, los kits comerciales, son complicados de conseguir, al ser importados, cuestan hasta 200 dólares por muestra, y no mejoran el aislamiento, frente a los métodos más artesanales.
“Por ello, reunimos especialistas de diferentes áreas e ideamos un método de biosensores que capturan exosomas en una muestra y los separan de forma magnética”, agregó. “Nuestro desarrollo, ExoExpress, permite obtener exosomas de forma sencilla, rápida, selectiva, eficaz. Pero sobre todo, lo hace accesible a los pacientes”.
El proyecto se inició como parte de una investigación de exosomas en orina de pacientes con poliquistosis renal autosómica dominante, una enfermedad renal hereditaria que lleva a diálisis y trasplante a muchos de ellos. Al ver lo difícil y costoso que resultaba obtener los exosomas, formaron un equipo multidisciplinario, y sentaron las bases del diseño de ExoExpress.
La idea fue galardonada con un Subsidio para Investigaciones Aplicadas con Potencial de Traslación a la Clínica. Eso les permitió comenzar con el desarrollo y el diseño, que fue elegido como finalista del Premio Merck-Conicet 2024 de Innovación en Ciencias de la Salud.
“El proyecto se gestó en colaboración con la Dra. Elisabet Oddo, el Dr. Azurmendi y la Nefróloga María Lucía Rosenberg, del Laboratorio de Nefrología Experimental y Bioquímica Molecular del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari de la UBA/CONICET”, explicó Peroni.
“Pero luego de poder aislar exosomas en orina y publicar nuestros resultados, caímos en la realidad de que lograr que ese biomarcador se pueda analizar en todos los pacientes de forma periódica era un costo demasiado elevado para el sistema de salud”, continuó.
“Así que nos pusimos en contacto con la Dra. Mariana Raineri y nanotecnólogos especializados en magnetismo, del Laboratorio de Resonancias Magnéticas del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (CONICET-CNEA Bariloche) y la experta en genética y anatomopatología, la Dra. A. Vanesa Torbidoni del Instituto Argentino de Veterinaria, Ambiente y Salud (UNIVERSIDAD MASA-CONICET) y gestamos nuestro proyecto ExoExpress”, contó Peroni.
“Lo que buscamos es que nuestro desarrollo permita hacer más accesible el aislamiento de exosomas en biopsias líquidas para que dispongamos de este biomarcador en nuestro sistema de salud”, agregó la investigadora. “ExoExpress es un desarrollo nacional, con lo que se puede evitar las lentas y costosas importaciones, que dificultan el acceso a este tipo de kits”.
“Ser finalistas del Premio Merck CONICET nos abrió muchas puertas hacia propuestas de financiamiento privadas para continuar el desarrollo y llegar a implementarlo a nivel clínico-asistencial”, concluyó Peroni. “Además, surgieron potenciales clientes y nos pusimos en contacto con colegas que también están diseñando proyectos de vanguardia y que podrían sumar su granito de arena a ExoExpress”.