Cecilia Tuwjasz de Berdichevsky fue pionera de la informática en Argentina. Licenciada en matemática, contadora, programadora, docente de la UBA. Fue su trabajo con la famosa Clementina, la primera computadora científica del país, el que dio inicio a la programación argentina.
Cecilia Tuwjasz de Berdichevsky trabajando con primera computadora Clementina.
Cecilia Tuwjasz nació un 30 de marzo de 1925 en la ciudad de Vidzy, hoy Bielorrusia, que por aquellos tiempos era parte de Polonia. Siendo pequeña se mudó con su familia a la Argentina. El apellido por el que sería más conocida, lo obtuvo tras su casamiento con Mario Berdichevsky.
Su amor a las matemáticas la llevó a arrancar por una carrera con salida laboral, para aquellos tiempos, por lo que optó por ser contadora pública. Pero su fascinación por la temática la llevó a inscribirse a un curso de estadística en París, Francia. Allí conoció a Manuel Sadosky, fundador del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Fruto de este encuentro con Sadosky y con su esposa Cora Ratto, también matemática, comenzó a estudiar la licenciatura en la UBA, donde se recibió en 1960. Justo para recibir a Clementina, primera computadora científica de la Argentina, que fue instalada en la UBA el 7 de diciembre de ese año, y comenzó a funcionar el 15 de mayo del año siguiente.
El grupo inicial que trabajó con la computadora Clementina estaba dirigido por Manuel Sadosky y Rebeca Cherep de Guber, y que también incluía a Cecilia, a Viola Eandi, a Alicia de Marval y a María Rosa Pistol de Pignotti. Se agregaría más tarde el matemático español Ernesto García Camarero.
La primera clase de programación en Argentina la dio la británica Cecily Popplewell, enviada por la compañía que vendió a Clementina. Ella había trabajado con el mismísimo Alan Turing, uno de los padres de la informática a nivel mundial.
Cecilia Berdichevsky estuvo en ese primer curso, y fruto de él realizó la primera programación del país. Ella misma contó que durante esa época estaba trabajando en un problema de física, que le llevaba infinidad de cálculos matemáticos. Cuando le comentó el tema a Popplewell, la experta le propuso usar a Clementina para el trabajo.
En menos de media hora escribió el programa que le permitiría resolver el problema en tan sólo unos minutos. Un cálculo que ya le llevaba días y que no podía terminar de resolver de forma manual. Es por ese primer cálculo, y todo el trabajo que realizaría posteriormente, que se la considera la primera programadora argentina.
En 1962 pasó casi todo el año perfeccionándose en programación en Inglaterra y en Francia, para luego aplicarlo en la UBA. En el Instituto de Cálculo ella era docente, investigadora y programadora. Lo siguió siendo hasta el golpe de estado de 1966.
La dictadura militar que derrocó al presidente constitucional Arturo Illia el 28 de junio de 1966 se inició con una violenta represión en todos los ámbitos. Un triste ejemplo fue la Noche de los Bastones Largos, del 29 de julio de ese año.
El régimen dictatorial entró en cinco facultades en la Universidad de Buenos Aires, y reprimió salvajemente a estudiantes, docentes, y nodocentes. Casi la totalidad de los integrantes del Instituto de Cálculo, y de todos quienes operaban a Clementina, renunciaron a sus cargos.
Pero Cecilia no se alejó ni de las matemáticas, ni de la computación. Retomó su trabajo como contadora, y se convirtió en consultora en temas informáticos. También se unió a Sadosky, Cherep de Guber y Chamero en la empresa de computación ACT. En 1984, se convirtió en subgerente General de la Caja de Ahorro, a cargo del Centro de Cómputos.
En sus últimos años también formó parte de SADIO, Sociedad Argentina de Informática, y representó a esa organización en el IFIP, Federación Internacional de Procesamiento de la Información. Falleció el 28 de febrero de 2010.